Anna R. Aladern

Soy una de esas personas que se cruzan por la calle y te lanzan una sonrisa, aunque yo ni siquiera me doy cuenta, de hecho, casi siempre creo que fuiste tú el primero que sonrió.

Es lo primero que hago por mí, todas las mañanas cuando me miro al espejo, da igual que esté triste, me regalo igualmente una sonrisa. Luego respiro y doy las gracias y creo mi día con intención.

 Apasionada por el cuidado personal, tanto físico, mental o espiritual, en la naturaleza es donde me siento más cómoda.

Mis oficios siempre están relacionados con las personas. Siento que cada una de ellas cuando se me acerca tiene un cable invisible conectado en mi espacio energético y en mi corazón.

Empecé a trabajar desde muy joven, siempre me gustó practicar deporte, sentirme con energía, estar en forma y ayudar a las personas que me lo pedían. Cuando me sentía mal, antes de ir al médico, intentaba informarme a través de internet o de algún libro. Aprendí a escuchar mi cuerpo, a sentir lo que me hacía bien y me di cuenta de que todos somos diferentes, de que puede que nos duela lo mismo por diferentes razones y de que la mayoría de estas causas, aunque se reflejaran en el cuerpo físico, mejoraban cuando tomábamos conciencia de los dolores emocionales.

Aprendí todo lo que pude sobre los músculos del cuerpo y a cómo estirarlos, sabía cómo dar masaje y enseñar a cada uno a auto masajearse. Aprendí la anatomía del cuerpo y me apasionaba su función. Durante el deporte ayudaba a todos los que me lo pedían y experimentaba con ellos. También aprendí qué cuando le dedicas atención a alguien, los músculos se relajan y se les abre el corazón.

Siempre me ha gustado cuidar de mí y también cuidar de los demás.

Por fin, tomé la decisión de formarme. Seguí estudiando sin abandonar mi anterior trabajo, puesto que tenía una hipoteca que pagar, iba muy cansada, pero la ilusión de empezar algo nuevo me daba fuerza. En mi primer examen obtuve una matrícula. En el siguiente curso aprendí a dar masaje deportivo. Terminé como profesora de anatomía y masaje deportivo en la misma escuela. Estuve ejerciendo mi nueva actividad durante más de 15 años. He estado viviendo en diferentes ciudades como Madrid, Edimburgo, París y Londres. Ahora, sigo ayudando a las personas desde mi experiencia y mi nuevo estado de conciencia.

Dedico mi tiempo a escuchar lo que sientas necesario expresar. A veces, solo necesitamos comprensión para abrir el canal que sana nuestra alma (de la misma forma que se relaja la musculatura). Tener el apoyo de otro interlocutor para expresarle lo que sientes sin verte juzgado.

A veces, solo necesitas otra alma que te preste atención, que no tenga nada que ver con las personas que conoces, con las que te sientes juzgado, solo exponiéndote a mi como reflejo, como espejo. Puede que tú misma, tú mismo, encuentres la respuesta que solo se encuentra en ti. Suelta lo que se resiste, confía en tu alma, ella sabe lo que le hace bien.

Será para mí, un placer, ayudarte y escucharte desde el corazón, desde mi alma.

Te conozco, te Amo. Gracias, Gracias, Gracias.

Si sientes que necesitas un acompañamiento en un proceso de cambio en tu vida, o deseas ser escuchado, comprendido por una persona externa a tu entorno o necesitas contarme algo que te presiona tu corazón y no deseas o en este preciso momento no te encuentres con fuerza de contárselo a nadie que esté en tu entorno por miedo a ser juzgado o por miedo a dar pena, porque simplemente necesitas hablar y no necesitas que nadie te aconseje porque lo único que necesitas es comprensión, respeto y empatía o si estás solo o sientes que podría ayudarte en tus días más o menos complicados o simplemente deseas tenerme siempre que me necesites para que te recuerde que conmigo o sin mí nunca estás ni has estado solo.

Desde lo más profundo de mi alma y desde mi corazón, te aseguro que seré muy feliz si puedo disfrutar de alumbrarte con tu propia luz, esa luz que ilumina ese ser tuyo que nació para brillar, porque, aunque no te conozca sé que eres un ser mágico eterno y suficiente.

Gracias, te amo.

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